Este es nuestro nuevo libro: "Abriendo Puertas"

Este es uno de nuestros programas

LAS ESCUELAS DE LOS 50' Y 60'







Con frecuencia algunos abuelos y abuelas cuentan a sus nietos como eran las escuelas a las ellos fueron cuando eran pequeños. No todos pudieron ir a la escuela, muchos y muchas tuvieron que trabajar para ayudar a la familia, como aprendices de cualquier oficio, o  cuidando de los hermanos pequeños. Pero aquellos que tuvieron la oportunidad de ir a la escuela  en la primera mitad de siglo XX incluso en los 60’, guardan esos recuerdos con nitidez y con nostalgia. Los libros, los maestros, las rutinas diarias, las canciones al terminar las clases, los juegos etc. Las técnicas empleadas  para ejercitar la memoria. 
Todo aquello perteneció a una época ya pasada, pero no olvidada mientras que existan en el recuerdo de las personas que lo vivieron y en los museos pedagógicos.
 La memoria de esos tiempos hay que alimentarla y mantenerla viva con el recuerdo compartido de los que la vivieron, antes de que los pupitres de los museos se nos queden fríos y sin habla.

Invitadas/o
Caridad Álvarez García, antigua alumna del Colegio Divina Pastora de las Hermanas Calasancias
María Herrero Novoa, antigua alumna del colegio Virgen del Valle de las madres agustinas.
José Luis González Cáceres, antiguo alumno del Colegio Salesiano

¿Como era el colegio de tu infancia?
C. Alvarez: "Era de monjas. Era un edificio grande, tenía no muchas clases, pero las clases eran enormes, o por lo menos yo las veía así. Y después había como dos mesas de profesores . Los de parvulitos estaban en otro lado y eran niños y niñas. Y después de mayor eran solo niñas. Y había varios grupos en la misma clase, las más pequeñas, después las de segundo, así es como lo recuerdo.
Teníamos el uniforme que me están recordando las fotos aquellas, con los cuellos duros. Eran azules, tableados. Era muy bonito, con los cuellos blancos almidonados que se quitaban y se ponían, después ya los hicieron de plástico duro. Había el uniforme de gala, que era para los domingos que teníamos que asistir a misa.   Teníamos un abrigo azul de paño, con los botones dorados, y un sombrero de fieltro azul marino, con un lazo detrás. También recuerdo que nos poníamos unos babis por encima del uniforme".
M. Herrero: " Estoy ahora recordando el colegio como en las fotografías. Era un colegio de monjas, pero pequeño. Era un pueblo de Castilla, Saldaña.
Yo creo que seríamos como unos cien niños, y niñas, porque en párvulos había de los dos. Después, pasado Párvulos solo éramos niñas. El resto iba a las escuelas públicas porque no podían seguir.
Discrepo un poco contigo, porque los recuerdos son siempre agradables. Recuerdo a la monja de parvulito, Sor Ana, a la que tenía mucho cariño. Después de mayor iba con mis hijos a verla. De castigos no había muchos, pero alguna torta si que nos daban porque la madre superiora era muy severa y nos daban una torta así con el dedo, en la cara con la mano bien plana que te dejaba la marca bien clara. Era lo único, y de vez en cuando".
J.L. González: "Era un edificio enorme, con una disciplina muy rígida. Recuerdo que nos formaban en filas en el patio, como en el ejército y teníamos que extender el brazo para tocar el hombro del compañero de delante  para alinearnos. Creo que era también el concepto de la disciplina. Había que ser disciplinado desde pequeño y te obligaban a ser teníamos que ser disciplinados desde el patio. Tenías que estar a una determinada distancia y si te salías iba el cura con una campanilla y te daba un campanillazo en la cabeza que te molestaba horrores y que no entendías por qué no te decían "échate un poco para allá, o para acá".
Los recuerdos han seguido aflorando, las plumas para escribir, las enciclopedias, los mapas... 
En este museo que permanece callado la mayor parte del tiempo, sus recuerdos y sus voces han vuelto a dar vida y sentido a los objetos y materiales que aquí se conservan para dar el testimonio de lo que fueron hace años. 
Agradecemos mucho a nuestras  invitadas e invitado que nos hayan reconstruido la escuela de sus vivencias, la escuela que les marcó hace 60 ó 50 años. 
Este ha sido un programa de reconocimiento a aquellos y aquellas maestras de estas escuelas, que nos educaron y nos dejaron su huella. 
Ha sido pensado en  los que no la conocieron.  
DEDICADO  a los que la vivieron, y a los que se les va apagando su recuerdo.

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